domingo, 2 de agosto de 2009

UN ACTO SUICIDA

Hace algo más de un año que escribo mi vida en minúsculas. No sé si hasta entonces era una Mitad o el Doble, porque siempre eramos dos, o si ahora sólo soy Una, porque ya no estás, o la Mitad de lo que podría ser (si es que alguna vez vuelvo a encontrarte/me); la cuestión es que no acabo de acomodarme. Inercia. Este impulso tonto y no premeditado es lo que me lleva a poner un pie delante del otro desde que levanto hasta que me acuesto. Y sinceramente empieza a aburrirme, incluso a marearme. Y no es precisamente por la velocidad, sino por el vértigo que me provoca verme cada vez desde más lejos, más fuera de mí misma, de la idea que tenía de mí misma. Hace tanto tiempo, tanto, que no tomo decisiones que no sé si soy capaz de llevarlas a cabo. Tengo la sensación de que espero despertarme mañana y que mi decisión ya sea efectiva. Quizás es que este último año es la consecuencia de las decisiones que han tomado algunas personas que tengo (o tuve) a mi alrededor, y ya me haya acostumbrado a vivir en este cuento en el que parece que yo no pinto nada.
Sea como sea, lo cierto es que he llegado a uno de esos cruces enormes de cuatro carriles en cada sentido sin delimitar, y con un viejo semáforo colgando de la nada que se tambalea tanto con el viento que hace que no tengas ni la menor idea de si está indicando que puedes pasar tú o el que viene en dirección contraria.
Llegados a este punto tal vez lo mejor sea cerrar los ojos y avanzar sin miedo, corriendo el riesgo de estar simplemente cometiendo un acto suicida.

1 comentario:

Darkblue7 dijo...

Una pareja es mucho más que dos.
Pero la mitad de una pareja no tiene porque ser solo uno.

Avanza sin miedo.