domingo, 29 de julio de 2012

Echo de menos oírte
susurros, gritos y cadencias
que borran lo que empieza donde acabo
Echo de menos mirarte,
bailando palabras, mezclando letras
vocales, acentos, que me llenan la barriga de ganas
Siento mi yo apenas hilvanado a mis entrañas
a punto de desgarrarse
hecho casi harapos,
rasgado,
desorientado.
Olvidado.
Echo de menos sentirte,
retumbando hasta escurrirte por mis paredes
y colarte por mi ombligo,
para oler a mí
y que me vuelvas a dejar ese sabor,
dulce nostalgia amarga,
a aire frío recién exhalado.
A felicidad.
Y querer no dejar de sentir así.