domingo, 24 de mayo de 2009

TU PERRO FIEL

¿Quién te ha dicho que estaba aquí? ¿Por qué pensabas que seguiría aquí? Lo sé. Lo malo no es que lo creyeras, lo malo es que sigo aquí. Es tu don, ese que te hace aparecer cuando estaba pensando en marcharme. Justo cuando empezaba a irme. Me temo que esta vez tampoco lo haré.

Es como si supieras que estás a punto de perderme, y recuperas la soga con la que una noche, sin que yo me diera cuenta, me ataste a cada esquina de tu cama. Esa soga que dejas holgada o corta, muy corta, según te convenga. Tonta de mí, que me quedo esperando a que tires y tires de ella para acercarme más a ti. Lo suficiente como para volver a mezclarme con tu olor.

A veces pienso que quizás no fuiste tú quien me ató. Quizás soy como uno de esos perros fieles que se acercan a su amo con la correa en la boca deseando que los aten, porque saben que así por lo menos podrán disfrutar de un paseo por el parque, o en mi caso, por tu cuerpo.

Uno de esos perros que pasean junto a su amo, felices, moviendo la cola, pero nunca más lejos de medio paso. Uno de esos que en cuanto les sueltan echan a correr, tal vez por inercia, y a tan sólo unos metros deciden mirar atrás para asegurarse de que no les han abandonado. Y al final siempre vuelven a sus pies, no vaya a ser que se olviden de él.

Como uno de esos perros fieles, yo tampoco quiero parques en los que correr, ni bancos en los que sentarme a robar unos rayos de sol. No sé disfrutar de la brisa, ni del sonido de los pájaros, si no te tengo a medio paso. Siempre te busco nerviosa a mi alrededor, temiendo que te hayas marchado. Escudriño la vista hasta que te localizo, y entonces acudo a ti con mi soga en las manos deseando que me vuelvas a atar, y a ser posible corto, muy corto. Lo suficiente como para volver a mezclarme con tu olor.

Pero como no me gusta ser el perro fiel de un dueño que yo misma he inventado, volveré a culparte a ti y a tu don. Ese que te hace aparecer justo cuando pretendía marcharme. Volveré a despreciar la crueldad que te hizo atarme una noche, sin que yo me diera cuenta, a cada esquina de tu cama. Esa crueldad con la que me abandonas o me recuperas según te convenga, porque sabes que seguiré aquí, siendo tu perro fiel. Deseando caminar a tus pies, no más lejos de medio paso.

sábado, 23 de mayo de 2009

ENTRE SUEÑOS Y RECUERDOS

Qué caprichosos son los recuerdos que tienden a distorsionar la realidad.
Como cuando yo creía que me mirabas sólo a mí. Cuando creía que sólo pensabas en mí.
Qué caprichosos son los deseos que siempre distorsionan la realidad.
Recuerdo con nostalgia esos momentos de la infancia en el que uno deseaba algo tanto que se ahogaba en llanto, y al final conseguía lo que quería.
Que fácil sería poder utilizar ahora esa táctica.
Tengo que confesar que lo he intentado.
He llorado tanto, con tantas ganas, con tantas fuerzas, que sólo he conseguido quedarme sin aire, y sin ti.
No podía creer que por mucho que lo deseara no fuera a ocurrir.
La infancia. Esa realidad ficticia, sobreprotegida, dulce, y que seguramente también distorsionamos entre recuerdos y deseos presentes.
Y como ni siquiera puedo controlar mis sueños, he decidido soñar despierta.
Y soñaré precisamente con lo que no debo, y con lo que, probablemente, me hace más daño.
Pero lo haré porque es mi única manera de vivirlo.
Porque a veces la realidad nos supera, y otras se nos queda corta.
En mis sueños, en mi recuerdo, puedo hacer y ser lo que quiera.
Incluso tenerte a mi lado, incluso ser feliz sin ti.

DISTINTOS E IMPOSIBLES

Que miedo da volver a tenerte delante. ¿Y si ya no nos conocemos? Puede haber desaparecido todo, o puede no haber desaparecido nada. No sé qué es peor. No sé qué temo más.
¿Te has parado un solo segundo a pensar todo esto? No, yo creo que no.
Tú sólo conoces una dirección, una carretera bien asfaltada, una recta sin imperfecciones, sin baches que evitar o temer. Ni siquiera los días nublados dejan lluvia sobre tu asfalto.
La mía, sin embargo, es un tirabuzón que intento planchar a golpe de tus palabras. Pero maldita la vida que se empeña en enredarla.
¿Y si consigo enredarte entre mis curvas? No, no lo creo. Ya lo intenté, pero sólo fue una pequeña parada para estirar las piernas.
El cielo ha descargado sobre mí tus tormentas y las mías.
No sufras, que ya lo hago yo por ti.

DESPUÉS DE LA PIEL

He intentado reinventarme,
buscar una razón para continuar.
Pero mi piel ya no te siente,
y no sé por dónde empezar.

Me conformaría con volver a sentirte
sólo un instante,
sólo una vez más.
pero ¿de qué me serviría si después
probablemente muera
y otra vez me tenga que reinventar?

No me conformo con recordarte,
tampoco con no poderte olvidar
pero ¿de qué me sirve rebelarme
si tu piel ya no está?

Después de la piel no queda nada,
y no me quiero engañar.
Aunque muera en ese mismo instante
quiero sentirte una vez más.

CUANDO NOS VOLVAMOS A ENCONTRAR

Cuando nos volvamos a encontrar
espero reconocerme en tus ojos,
espero poder abrazarte y en tu olor
revivir nuestro hogar.
Cada palabra, cada sonrisa vivida
será mi presente
cuando nos volvamos a encontrar.

ÉSTA ES PARA MÍ

Aunque a veces te odie
sabes que te cuidaré
Aunque a veces te quiera borrar
sabes que te reinventaré
Aunque siempre te tenga
a veces te querré perder
Aunque a veces te huya
sé que al final te encontraré

Y en el fondo es que te quiero tanto
que precisamente por eso te odiaré
Te quiero tanto que por odiarte
te perdonaré.

RECUERDOS QUE NO ME BASTAN

Me siento tan pequeña, tan pequeña e insignificante, tanto que no soy nada si no estás.
Pero soy. Soy tantas cosas que duele. Duele guardar tantas risas, tantos olores,
tantas caricias, tantas lágrimas, tanta angustia, tanto dolor.
Y no te das cuenta de que tú tampoco eres si no estoy. O eso quiero creer.
Sentir tu aliento en mi boca, tu respiración entrecortada, tus manos,
el calor que desprende tu cuerpo, tu olor, tus besos: simplemente sentirte.
Me estremezco sólo con recordarlo, y me niego a saber que no volveré a sentirlo.
O quizás sí, pero sólo en el recuerdo. Y no me basta.
Y estoy llena de tanto que me duelen los poros de la piel.
Tengo tanto que darte, tanto que sentir, que el pecho se me llena de ganas de vivir,
y me ahoga. Me asfixia. Me tortura.
Temo no sentir nunca nada igual. Aunque sé que no es nada más que eso.
Son sólo mis sentidos que rebosan, que explotan, que vibran.
Pero sólo eso, es Todo.
Ahora sólo me queda el recuerdo. Me engaño.
Y revivo cada momento, cada caricia, cada beso, cada palabra, cada gesto, cada olor, cada sabor.
Pero sólo son recuerdos. Y no me basta.

TE ESPERO

Todo esto es por ti.
Todo habla de ti.
Cada palabra eres tú.
Tú. A quien no conozco,
y al que me empeño en poner un nombre.

A veces me descubro esperándote
y me siento tan tonta, tan ingenua
Tan sola.

Quizás no eres tú a quien espero.
Necesito dejar de esperarte.
Necesito dejar de pensar que ya no te espero.
Pero te espero.
Te espero a ti.
Sin saber por qué, sin saber si eres Tú.
Te espero.

QUIZÁS

Sentada en este sofá viejo que siempre pienso en cambiar
Se eleva el humo de mis cigarros y entre el cansancio del día y la fragilidad de la noche empiezo a pensar que

Me gustaría ser cantante
Que me encantaría saber tocar la guitarra,
Me gustaría componer canciones que pudiera cantar
Que quisiera ser bailarina
Que me gustaría saber hacer fotografías que retrataran grandes momentos
Que quiero y tengo grandes historias que contar a los demás

Enciendo otro cigarro, aunque ya no tenga ganas de fumar
Y en este sofá viejo que sé que nunca cambiaré
Me contradigo al pensar que si

Quizás pudiera cantarte, o que tú lo hicieras por mí
Quizás si pudieras cantarme esa canción acompañada de tu guitarra
O que me cantaras una compuesta sólo para mií
Yo podría bailarte las noches y retratar esos momentos en mi recuerdo
Y todo esto ya le daría sentido a que el sol se pusiera
Y a que volviera a amanecer, incluso en los días de lluvia
Y te susurraría que es por esto por lo que vivo, por lo que quiero vivir

Y apago otro cigarro y vuelvo a la realidad
Sigo sentada en este sofá viejo y sé que difícilmente todo esto ocurrirá
Pero antes de abandonarme a mis sueños me da por imaginar

¿Te imaginas cómo sería que
Me cantaras esa canción acompañada por tu guitarra
Esa que sólo escribiste para mí
Y que yo te la bailara cada noche
Cada mañana
Mientras te susurro entre mis pasos, entre cada nota, entre cada una de tus palabras
Que es aquí donde quiero vivir?

CREO SER TÚ

Esa guitarra me mira, me habla en silencio desde el rincón en el que permanece desde hace algún tiempo.
Sé que te haces pequeña rodeada de tantos recuerdos.
Hay días en los que te veo. En los que me pareces brillante y tentadora. En los que reflejas todo lo que quiero.
Pero hay días en los que te olvido. En los que, estando en el mismo sitio, ni siquiera te veo.
Esos días sólo veo un marco de fotos, el reloj de la mesilla, sus zapatos, su ropa, sus recuerdos.
A veces tampoco veo todo esto. No veo nada. Sólo paso de puntillas sin determe en lo que me rodea.

Ahora me estás mirando, reflejando la luz de la mesilla, mientras pienso qué es lo quiero.
Me gusta tu forma, tu color, tu sonido,
Pero ahí te tengo, abandonada.
Y creo ser tú.
Una ilusión olvidada en un rincón de cualquier casa, intentando reflejar luz para que me puedan ver y así convertirme en una canción que alguien no se cansará de escuchar.

Y de momento aquí seguiremos,
olvidadas,
intentando robar luz.

PROMETO QUERERTE

Prometo quererte en libertad
Tal y como eres
Sin condiciones
Sólo porque sí; precisamente porque sí
Prometo entender que a veces no te entenderé
Prometo seguir queriéndote cuando duela

Prométeme que me querrás cuando no te deje ser libre
Tal y como soy
Sin condiciones
Sólo porque sí, precisamente porque sí
Entiéndeme cuando ni siquiera yo pueda entenderme
Y sigue queriéndome cuando te duela

Prometo quererte incluso cuando se acabe
Ya te quiero sin empezar
Yo te quiero sin amarte
Prometo amarte si tú me quieres:
Libre, tal y como eres
Presa, tal y como soy

Ya se ha terminado, y duele
Y como te prometí: sigo queriéndote.