...nunca te volveré a encontrar en ellas. No importa las paredes que levante a mi alrededor, siempre encuentras un resquicio para colarte y dejarme las entrañas rasgadas. Que más da cuánto desee cerrar los ojos y que todo desaparezca, que yo misma desaparezca, siempre me reencuentro en el reflejo del espejo de mi habitación. Que más da cuánto me hiere que a ti no te importe que me duela la piel y que me atemoricen las sombras gigantes que han enguyido mi propia silueta, sigo esperando esas palabras.
Da igual los mares que te dedique y los deseos que pululan mis mañanas, mis sonrisas, sinceras o fingidas, siempre acaban conviértiendose en una grieta que me parte en dos. No importa cuánto anhelo que vuelvas a alojar mis recovecos y me devuelvas los sentidos, sigo inherte, estéril y aséptica. Qué más da que me pesen las ganas, las cajas que se apilan en mi terraza, las bolas de polvo que se pasean por mi pasillo, la nevera vacía y las lágrimas cansadas de contenerse, mañana seguiré sin encontrarte entre mis sábanas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario