martes, 11 de agosto de 2009
Me gustaría...
...que después de arrebatar otros gemidos sólo recuerdes los míos. Que tu cama guarde mi sal bajo la almohada. Que tu sed sólo se calme durante esos segundos que duran los orgasmos, y todo se desvanezca cuando vuelvas a poner tus pies sobre el suelo. Que te mueras un poco por dentro cuando su olor no lleve mi nombre ni mis lunares. Que sus respiraciones te ensordezcan los oídos, y su piel no esté imantada a la tuya. Que su nariz no encuentre ese hueco entre tu cuello y tu oreja. Que te de igual cerrar los párpados a las cuatro de la mañana, y que ese trocito izquierdo de tu sofá te devuelva mi silueta retorciéndose para cobijarte entre mis piernas. Y entonces te canses de llenar vacíos con sudor y placeres que duran más o menos segundos, y te des cuenta de que te falta mi cabeza mirándote fijamente apoyada justo donde terminan tus costillas.
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2 comentarios:
Venga. Así como está esa posibilidad de no tener a nadie esperando por una, también está la otra. Y no es que sea optimista, para nada. Pero hay que ver los dos lados de la moneda.
Son todas esas pequeñas cosas las que hace que uno no consiga olvidar. Pero llegará el día... tarde o temprano. Y esos recuerdos serán una cicatriz.
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