Esa guitarra me mira, me habla en silencio desde el rincón en el que permanece desde hace algún tiempo.
Sé que te haces pequeña rodeada de tantos recuerdos.
Hay días en los que te veo. En los que me pareces brillante y tentadora. En los que reflejas todo lo que quiero.
Pero hay días en los que te olvido. En los que, estando en el mismo sitio, ni siquiera te veo.
Esos días sólo veo un marco de fotos, el reloj de la mesilla, sus zapatos, su ropa, sus recuerdos.
A veces tampoco veo todo esto. No veo nada. Sólo paso de puntillas sin determe en lo que me rodea.
Ahora me estás mirando, reflejando la luz de la mesilla, mientras pienso qué es lo quiero.
Me gusta tu forma, tu color, tu sonido,
Pero ahí te tengo, abandonada.
Y creo ser tú.
Una ilusión olvidada en un rincón de cualquier casa, intentando reflejar luz para que me puedan ver y así convertirme en una canción que alguien no se cansará de escuchar.
Y de momento aquí seguiremos,
olvidadas,
intentando robar luz.
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