Qué caprichosos son los recuerdos que tienden a distorsionar la realidad.
Como cuando yo creía que me mirabas sólo a mí. Cuando creía que sólo pensabas en mí.
Qué caprichosos son los deseos que siempre distorsionan la realidad.
Recuerdo con nostalgia esos momentos de la infancia en el que uno deseaba algo tanto que se ahogaba en llanto, y al final conseguía lo que quería.
Que fácil sería poder utilizar ahora esa táctica.
Tengo que confesar que lo he intentado.
He llorado tanto, con tantas ganas, con tantas fuerzas, que sólo he conseguido quedarme sin aire, y sin ti.
No podía creer que por mucho que lo deseara no fuera a ocurrir.
La infancia. Esa realidad ficticia, sobreprotegida, dulce, y que seguramente también distorsionamos entre recuerdos y deseos presentes.
Y como ni siquiera puedo controlar mis sueños, he decidido soñar despierta.
Y soñaré precisamente con lo que no debo, y con lo que, probablemente, me hace más daño.
Pero lo haré porque es mi única manera de vivirlo.
Porque a veces la realidad nos supera, y otras se nos queda corta.
En mis sueños, en mi recuerdo, puedo hacer y ser lo que quiera.
Incluso tenerte a mi lado, incluso ser feliz sin ti.
1 comentario:
Ultimamente sueño tan a menudo que no soy capaz de recordar nada al despertar y quizás sea mejor, más sencillo, menos doloroso aunque también un poco menos real.
Decía Calderón que la vida es sueño pero los sueños, sin duda alguna, no son vida.
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